Los mitos y leyendas
forman parte importante de la literatura. En el caso peruano no es la
excepción, pues se acentúa aún más porque gran parte de la historia de nuestros
pueblos se transmite de generación en generación; conformándose así los
cuentos, mitos y leyendas.
Vista panarámica del lago de Pomacochas. Amazonas, Perú |
A continuación vamos a
ver el caso de la leyenda denominada Origen
del lago de Pomacochas, la cual, localmente, tiene muchas versiones y que
es muy conocida en la región Amazonas. Uno que los recopiló fue don José María
Arguedas. Él nos narra la leyenda de la siguiente manera.
Mama- Cochas (madre
laguna) pario dos hijas: una muy mala y rebelde, la de "Ochenta"
(llamada así por tener ochenta huacos); y otra menos mala, la del
"Tapial". La primera encontró su sitio en una Jalca, situada
entre San Marcos y Yurumarca, y la segunda se ubicó en la "Pampa del
Tapial", cerca de Chachapoyas.
En el valle de Pomacochas
(Laguna de Puma) progresaba un pequeño pueblo, cuyos habitantes eran muy
orgullosos, pues poseían grandes riquezas extraídas de las minas de
Cullquiyacu (Cullqui, plata; Yacu, agua). Jamás hacían una obra de caridad, ni
menos daban posada a los transeúntes. Los ricos odiaban a muerte los pobres, y
no adoraban al Dios verdadero, pues eran idólatras.
El Taita Amito quiso
castigar a esa gente mala, y convirtiéndose en un viejecito harapiento,
cubierto de sucias y asquerosas llagas, se presentó en el pueblo. Visitó varias
casas; más los dueños le arrojaron puerta afuera, le tiraron piedras y le
hicieron morder con sus perros.
El anciano sufría estos
ultrajes en silencio, y casi al atardecer llego a las puertas de una chocita
muy pobre, donde vivía una mujer con muchos hijitos. Esta le recibió con todo
cariño y le ofreció algo de comer.
Colección José María Arguedas donde se encuentra recopilado la leyenda "Origen del lago de Pomacochas" |
El viejecito no acepto
alimento alguno, y soló pidió que le dejara descansar un momento y le regalara
una flor de azucena y otra de margarita. Luego, dijo a la buena
mujer: "he caminado todo el día buscando una persona caritativa, la
única que he encontrado eres tú. En premio de tu bondad te salvaré
la vida, pero es preciso que dejes tu casa y vayas esta misma tarde, con tus
hijos, al cerro de Puma Urco (cerro del puma) porque estoy resuelto a castigar
el orgullo de esta gente. No vuelvas sino cuando veas al arco iris pintado en
el cielo". Dicho esto desapareció. Como la mujer era generosa,
contó a sus vecinos lo que el anciano misterioso le había anunciado; pero
estos, llenos de incredulidad, la llamaron loca.